Hubo un silencio incómodo.
- Ok, lo escucho.
- Sé que estas en el proyecto pero, como te adelantó Adela, necesito que viajes con ella a los Ángeles para averiguar sobre la… “estrella del momento”.
- ¿”Estrella del momento”? A ver Sr. Ramírez, estamos en 1982, ¿de qué artista me habla? ¿Stevie Wonder? ¿John Travolta? ¿Madonna?
- - No Srta. Valeria -me interrumpió.- hablo de Michael Jackson.
- ¿M... Michael Jackson? Esto es raro señor, yo no me dedico a cosas del espectáculo y… lo siento, pero me niego a viajar.
El Sr. Ramírez me quedó mirando atentamente, su expresión era de confusión y luego continuó entreverando papeles.
- Mire Srta., no le estoy preguntando si quiere viajar, le estoy ordenando y usted… no tiene opción.
- Pero es que… -suspiré.- supongo que no tengo opción no? Haré lo que usted diga.
Para mi desgracia no tenía autoridad sobre mi misma, mi carácter no me ayudaba, era muy dócil y simplemente me dejaba manipular fácilmente. Aunque casi la mayoría de veces aparentaba seriedad construyendo una dura coraza de altanería y orgullo.
- Me podría decir, ¿de qué se trata el proyecto exactamente?
- Claro… siéntese.
Me senté y escuché con una fingida atención los planes de ese proyecto, sólo fingía y fingía escuchar. No quería opinar, no quería dar un punto de vista, no quería dar una contrariedad y sólo hacía gestos de afirmación.
- ¿Entendió?
- ¿Ah? Sí sii, usted quiere que vaya a los Ángeles, buscar a dicho cantante y averiguar todo sobre él, ¿verdad?
- Exacto, usted es una chica inteligente y con la ayuda de Adela, puuff! Será un gran proyecto. Confío en ustedes dos.
Me sonrió.
- Ok, ¿me puedo retirar?
- Sí, vaya a seguir con su trabajo y por favor! Organice su tiempo que el viaje es mañana. En cuanto más pronto, mejor.
- Como diga, con su permiso.
Cuando salí, me percaté de que Adela me esperaba afuera, la miré y le sonreí… ella era la única que podía lograr eso en mí, sólo ella podía romper mi dura coraza de amargura.
- Bueno pues, viajaremos.
- Sabía que aceptarías.
- Hay algo que te quiero preguntar Adelina -así la llamaba yo y sólo yo de cariño.- ¿vamos a la cafetería un rato?
- Claro, ¡vamos!
Nos dirigimos a la cafetería, para mi suerte, no había mucha gente. Tomamos una mesa, nos sentamos y mi cuestionario dio inicio.
- Quisiera saber, ¿por qué ese cantante y por qué yo? Tu sabes que a mí no me gusta meterme en esas cosas del espectáculo.
- Valeria, lo único que te puedo decir es que tener la vida casi completa de Michael sería algo perfecto para el periódico y, ¿por qué tu? Porque le pareciste la más indicada para hacerlo. ¡Vamos! Eres la más joven del periódico, tienes la mente fresca y llena de sensatez. Además, eso te ayudará mucho para desarrollarte en tu especialidad.
Me quedé pensando unos minutos y después de un profundo suspiro, hablé.
- Tienes razón, voy a hacer ese viaje y ponerle ganas. -le sonreí.- gracias por contestarme, necesitaba escucharte. Ahora, prométeme dos cosas.
- Dime mi niña.
- Prométeme que jamás me dejarás sola y que si quiero hacer alguna locura me detendrás contra todo.
Soltó una ruidosa carcajada.
- ¿Y a qué viene todo esto?
- ¡Hey! No te rías, no viene a nada… sólo prométemelo.
- Ok, ok… prometido Valeria Márquez.
Nos echamos a reír un largo rato, pero sentía unas ganas locas de hacerle prometer eso, era como si supiera que en cualquier momento mi vida iba a sufrir cambios y que de pronto las de hacer cosas imposibles iban a atacar mis pensamientos.
Estuvimos hablando sobre nuestros planes para el viaje a los Ángeles durante un largo rato más y nos percatamos que el tiempo se había ido volando.
- Adela, son las 6 de la tarde.
Puse cara de asustada y Adela se burló de mi expresión.
- Pero mira tu cara de miedo Adela!
- Ya, no te burles! Es que, ¿siempre te tengo que pedir lo mismo?
- ¿Qué cosa?
- Que no te burles de lo que hago o digo.
- Ya Vale, no te enojes… más bien vamos de vuelta para recoger las cosas e irnos.
- ¿Qué? ¿tan temprano?
- Tonta! Tenemos permiso para ir a arreglar las maletas, porque si recuerdas… el viaje es mañana.
¿Mañana? No podía creer que dentro de unas horas iba a estar en camino a los Ángeles, sentía que todo estaba pasando de una forma veloz y tenía miedo ya que, como dice el dicho: “lo que rápido viene, rápido se va” y pues… eso era lo que menos yo quería.
Sin más, cada una se dirigió a su oficina, recogimos nuestras cosas y de ahí la invité a cenar a mi departamento.
- ¿Tu cocinarás?
- Claro, ¿qué creías?
- No sé, talvez… pedir comida China o ir a comer hamburguesas.
- No Adela, esta vez… yo cocinaré. De vez en cuando es bueno comer en casa.
Le guiñe un ojo y le sonreí.
- Esta bien Vale, lo que tu digas.
- Pones una cara! Como si te hubiese dicho que te voy a dar basura. -la miré seria.
- Bueeeeeeno… -se echó a reír.
- Oye! Vas a ver…
La empecé a corretear en la calle y empezamos a reírnos como dos niñas de 5 años. Después de un largo rato de juego, abarcamos un taxi donde entablamos un conversación agradable con el chofer, quien nos advirtió de los riesgos que podíamos correr en los Ángeles y a la vez de las cosas maravillosas que podíamos encontrar. Su información nos sirvió de ayuda para precaver nuestro atareado viaje.
Después de un largo rato, llegamos a mi departamento y pude ver de inmediato la cara de sorpresa de Adela.
- ¿Y qué huracán pasó por acá?
- El huracán “proyecto obligado”, ¿lo conoces?
- ¿Ah? Este… no. -me sonrió.
Solté una ruidosa carcajada.
- En fin, ayúdame en la cocina.
- Y con toda la casa eh…
- A ja ja! Que chistosa Adela.
Nos dirigimos hacia la cocina y empezamos a preparar la cena.
- Tallarines, ¿con salsa roja?
- Es lo mejor que te sale Valeria.
- Y lo único que sé cocinar. -le guiñé un ojo.
- Ok, comencemos.
Pasaron las horas y terminamos de cenar, ya eran las 10 de la noche y creí que era muy tarde para Adela.
- Oye, mejor quédate aquí… ya es muy tarde.
- Está bien, pero mañana nos ponemos en movimiento ok? -se levantó de la mesa.- uuff! Estoy cansadísima. -bostezó.
- Ok Adela, yo levanto y lavo los platos… tu anda, búscate algo para que duermas y te acuestas en mi cama.
- ¿Y… tú?
- Dormiré en el sillón, no te preocupes por mí.
- Gracias Vale. -me dio un beso en la mejilla y se fue arrastrando los pies.- hasta mañana.
Me quedé limpiando todo, no tenía sueño y para sincerarme estaba echa un saco de nervios.
Después de un rato, sonó el teléfono… fui corriendo a contestar el teléfono para que el ruido no despierte a Adela.
- ¿Diga?
- ¿Srta. Valeria Márquez?
Reconocí al instante la voz y todo mi ser se estremeció.
Mira vé, me cree un blog e.e
ResponderEliminarxDDD
Se borró mi otro comentario xD jaja
Ya bueno.. te decía que me parece genial el que te hayas animado a publicar tu nove... en serio escribes muy muy bien, y me has dejado con ganas de seguir leyendote, espero continúes con lo que sigue en tu historia.
Sabes que siempre cuentas con mi apoyo...
Te quiero un montón n.n
EVELYN