domingo, 27 de febrero de 2011

Capítulo 18: "Controlada."


Estuve unas cuantas horas con Michael, hasta que empezó a anochecer. Corría viento y decidí regresar al hotel.

-Vale…-me detuvo de un toque en el brazo- Hay algo que te quería decir, pero creo que Adela se encargará de eso. -soltando una sonrisa de aquellas que me hacían perder la noción del tiempo.

-¿Adela… qué tiene que ver ella? -lo miré extrañada- acaso, ¿tiene que ver con la entrevista?
-No exactamente, pero se asimila un poco…
-Ok, me voy. -le dediqué una sonrisa, que por más que intentara jamás iba a igualar la intensidad que tiene sobre mí la de él.

Le dí un beso fugaz en los labios y salí.
Tomé el primer taxi que pasó porque ya no aguantaba el helado viento que corría haciendo que mis brazos y piernas se entumecieran.
Pensé que Chicago era la cuidad donde no tenía compasión cuando se trataba de ventarrones.
-Si que hace frío allá afuera, ¿no señorita? -el chofer preguntó al ver como me encogía en el asiento trasero.
-Es horrible, jamás pensé que Los Ángeles tendría este clima tan raro. -sobando desesperadamente mis brazos cubiertos por un suéter liviano.
-Y usted debería estar en casa ahora protegiéndose del frío…
-Me gustaría mucho, pero usted sabe… el deber llama. -sonreí.

El chofer soltó una carcajada llenando el pequeño vehículo de una alegría eufórica.
-¡Qué simpática es usted! -aclamó entre risas marcando suavemente las pequeñas arrugas de su frente.
-No me trate de usted, me hace sentir anciana… me llamo Valeria, mucho gusto. -acerqué mi mano para darle unas delicadas palmas en el hombro.
-Tiene el mismo nombre de mi sobrina, una que no veo hace mucho. -silencio- pero bueno, mucho gusto Valeria, mi nombre es Brandon. -sonriéndome por el retrovisor del auto- ¿Y hace cuánto que estas en Los Ángeles?
-Recién voy un mes aproximadamente…
-¿No eres de acá?
-No, la verdad… no soy americana, estuve algunos años viviendo en Chicago. Solo que vine aquí por cuestiones de… trabajo. -agaché ligeramente la cabeza.

Fijé la mirada a la ventana del vehículo y el chofer no volvió a preguntar más cosas, como si hubiera adivinado mi melancolía fruto de mi situación con Michael.

En un instante, me acordé de Courtney. Ella debía estar en la tienda de discos todavía.

-Señor, digo… Brandon. -sonreí nerviosamente- podría desviarse por acá, es que quiero ir a…
-No me es necesario la explicación… -me interrumpió manteniendo la sonrisa- mi deber es llevarla donde quiera así que más bien indíqueme bien por donde quiere ir, no vaya ser que nos perdamos, eh.

Solté una leve risita que lo contagió al instante.
Le indiqué por donde ir y después de varios intentos, llegamos.

Al bajar del carro, le pedí a Brandon que me diera su número para otra vez que requiera de sus servicios, al instante me ofreció una pequeña tarjeta blanca.

-Cuando quiera, me llama señorita, ¡buena suerte! -poniendo en marcha el coche.

Alcé la mano en señal de despedida y entré a la tienda de discos.
Vi a Courtney en la posición de siempre; sonreí.

-¡Hey pequeña! -asustándola- me dieron ganas de venir a fastidiarte un momento.
-¡Vale! Me has pegado un susto de aquellos -tirándome un leve golpe en el brazo- ¡si que eres fastidiosa!

Me ofreció un pequeño banco color marrón para poder sentarme.

-¿Y, cómo va todo?
Hizo a un lado la revista que andaba leyendo y apoyó el codo en el mostrador de vidrio.

-¿Cómo va todo con qué? -me hice la desentendida.
-Oye, no te hagas… sabes a lo que me refiero boba.
-Pues con el trabajo, todo va bien y… -bajé el tono de voz ya que había regular gente en la tienda- ¿con Michael? No tiene por qué estar algo mal. -sonreí.
-¿Sabías que cuando dices su nombre, la cara se te pone como la de un corderito degollado? -burlándose.

Me puse roja, lo pude sentir porque las mejillas me empezaron a quemar y no hacía calor como para echarle la culpa.

-Cambiemos de tema, ¿si? -las risas de Courtney hicieron que toda la gente que se encontraba ahí se miren entre ellos con expresión confusa- Mira que asustas a la gente.
-Estos tipos vienen a mirar y casi nunca llevan nada, eso molesta. -hizo un exagerado puchero.
-No les hagas caso, emm… te quería preguntar algo.
-Dime…
-¿Sabes si Adela esta planeando algo… o no sé?
Court me miró sin decir nada por un largo rato, hasta que poco a poco las comisuras de sus labios empezaron a alargarse formando una limpia y alegre sonrisa.

-Si… si sé, pero no te diré nada -agarrando de nuevo la revista- espera a que Adela te diga, sino de ahí me agarra de chismosa.

Reí.

-Está bien, está bien… pero no le veo el sentido a tanto misterio. -levantándome- ¿regresas conmigo al hotel, o te quedas todavía?
-Me quedo, necesito hacer unas cosas aquí y regreso.

Tomé impulso apoyando mis manos en el estante y me acerqué a Courtney para depositarle un beso en su tersa y colorada mejilla.
-Adiós pequeña, regresa con cuidado.

Ella me sonrió y salí de la tienda. El viento se había calmado, la noche se volvió más… acogedora.
Caminé hacia el hotel y cuando llegué, encontré a Adela leyendo un periódico.

-¡Estoy de regreso! -cerré la puerta y saqué a Adela de su concentración.
-¡Vale!, pero… -mirándome como si atrás mío hubiera alguien- ¿no ibas a regresar con Courtney?
-Iba… pero me dijo que acabaría de hacer algunas cosas y vendría, no te preocupes ella conoce esta cuidad más que las dos.

Me aventé en el sillón para darle un fuerte abrazo a Adela en manera aniñada.
-Algo quieres… ¿verdad enana?
Reí con fuerza y me separé de ella arrebatándole el periódico de las manos, hice como si lo leyera pero obviamente mi atención se centraba en otra situación.
-Michael me dijo que tenías algo que contarme… -pasando sin leer las hojas del diario.

Adela soltó un suspiro riéndose a la vez.
-Sabía que era algo referido a eso, pues… veamos. -bajó lentamente el periódico- tendremos una fiesta de gala.
-¡¿QUÉ?!
De repente llegó Courtney que se quedó parada en la puerta al ver mi cara de horror y la cara de burlona de Adela.
-¿Ya le dijiste verdad? -dejó sus cosas para sentarse con nosotras- Vamos Vale, ¡será genial!
-Ja, para ustedes que de seguro les encantan esas cosas del ‘glamour’, disculpen señoritas… pero a mí no me agrada la idea.
-Lo siento querida Valeria, no tienes opción -agregó tajante Adela- esa fiesta no es para que vayas y derroches ‘glamour’. Es por trabajo, así que quieras o no… irás.

Blanqueé los ojos cruzándome de brazos.
-Además… -siguió Courtney jugando con un mechón de su cabello- es una invitación de Michael… no la querrás rechazar.
-Me lo imaginaba… ustedes son un par de…
-Chicas trabajadoras -interrumpió Adela- Valeria, no creo que sea tan malo, ¡eso si! Hay una pequeña advertencia.
-¿Cuál? -pregunté desganada.
-No podrás andar de ‘cariñosita’ con Michael… eso tienes que tenerlo bien grabado en la mente.

Lo que me faltaba, ahora tenía que ir a esa odiosa fiesta de famosos, trabajar y para variar iba a tener que aguantarme las ganas de lanzarme a los brazos de Michael como ya me tenía acostumbrada cada vez que lo veía recibirme con esa sonrisa que derretía a cualquiera.
Genial, genial y… genial.


miércoles, 16 de febrero de 2011

Capítulo 17: "Te seguiré a donde vayas."


  -¿Hay alguien en esta ostentosa casa?
Escuchamos entonces la voz de Janet, quien entró hacia la sala encontrándonos a los dos sentados.
  -¡Valeria!... hace tanto tiempo que no te veía.
La sonrisa de ella me deslumbró, era increíblemente parecida a la de Michael; quien por cierto reclamó el que su hermana no lo saludara al instante.
  -¡Hola Janet!, me da gusto verte de nuevo. -conseguí decir.
  -Si Janet… es un gusto verte.
El sarcasmo de Michael hizo que ella suelte una encantadora carcajada que llenó cada rincón de nuestra atmósfera.
  -Sabes que lo hago sólo para fastidiarte.
Se acercó a él dándole un fuerte y cariñoso abrazo, para después acercarse a mí y hacer lo mismo.

El amor entre ellos podía sentirse en el aire, casi se podía palpar sin dificultad alguna, a pesar que se hacían bromas de ese tipo.
Capas y lo notaba raro porque yo jamás había tenido la dicha de compartir cosas con un hermano o hermana, alguien con quien sonreír, llorar, jugar, pelear y todas esas situaciones que compartes con personas tan especiales. Siempre traté de arreglármelas para no sentirme tan sola, para no caer en depresión y por eso, busqué un pequeño refugio en Adela.

  -Y, ¿cómo están? -preguntó sentándose a un lado de nosotros.
  -Estamos bien Janet, muy… pero muy bien.
Michael soltó una mirada pícara y las dos echamos a reír.
  -Pero deja que Vale conteste, ¿no ves que también tiene labios y cuerdas bucales para hablar?
  -Estoy muy bien Janet… -respondí entre risas.

No podía creer lo amable y deslumbrante que era ella. Su risa, su encanto, la mirada resplandeciente que tenía al hablar, su sonrisa amplia que era capas de iluminar un mundo entero en oscuridad y sobre todo… la sencillez que desbordaba todos los límites.
Pasamos horas hablando y aproveché la oportunidad para hacerle una pequeña entrevista, a Janet le encantó la idea y respondió a las pocas preguntas que le hice.
  -Hace mucho que no daba una entrevista y de todas, esta fue la mejor.
  -Y la más corta… -agregué.

Otro frenesí de risas.

  -Michael, nunca me dijiste que andabas de novio con Valeria… ¡qué desconsiderado eres!
Mis mejillas agarraron un color carmesí al instante, cuando volteé a ver a Michael, estaba igual…
  -Por como se pusieron diría que es mentira lo que digo… -rió.
  -Lo que pasa es que… -paré un momento.- Michael y yo…
  -Si lo somos. -me interrumpió.

Michael tomó de mi mano y la entrecruzó con la mía, era tan maravillosa la forma en que nuestras manos encajaban perfectamente… casi como un puzzle hecho por el mismo destino, el mismo que me trajo aquí al lado de él.

  -Fue tonto preguntar eso. -interrumpió Janet riéndose- la forma en que se miran, ¡debería ser un delito!
  -¿Tu crees? -preguntó Michael con una sonrisa pícara y guiñándome un ojo.
  -Estoy a punto de poner una denuncia…

Michael y Janet rieron de mi ‘ocurrencia’.

De pronto, Janet tocó un tema de conversación que no era de mi total agrado… es más, detestaba escuchar sobre ello.
  -¿Cuánto tiempo piensas quedarte? -con la sonrisa siempre en su delicado rostro.
  -Eeeh… pues… yo… -suspiré- solo quedan pocas semanas para regresar a Chicago.
Agaché la cabeza y de inmediato Janet comprendió mi cambio repentino de ánimo.
  -Lo siento… no quería ponerte así Vale. -con un tono de voz triste y suave.
  -¡No!... no te preocupes Janet -alcé la mirada al instante- tú… no lo sabías.

Michael no decía nada, solo fijó su mirada melancólica al inmenso ventanal de la sala.

  -Yo la seguiré donde vaya… -susurró.
Janet quedó con la mirada hacia él y hubo un largo silencio… un largo e incómodo silencio.

  -Bueno… -levantándose- mi visita es algo pasajera, me tengo que ir.
  -Me hubiera gustado poder conversar más contigo Janet, lo siento.
  -No linda, ¡no te preocupes! Ya tendremos otro día, porque nos tenemos que ver para charlar de ciertas cosillas -dándome un leve golpe con el codo-… así que, nuestro cotilleo queda pendiente, ¿va?

Asentí sonriendo.

  -Michael, ¿no vas a despedir a tu hermana con un fuerte abrazo?
Michael se paró al instante y corrió hacia ella dándole un cariñoso, agradable y sincero abrazo.
  -Cuídate mucho, ¿si? -aún abrazándola.
  -No te diré lo mismo porque se que estas bien cuidado.
Me miró y me deslumbró con una gran sonrisa, Janet era increíblemente parecida a Michael; su belleza externa e interna me dejaba sin habla.

Se acercó a mí y también me abrazó, sentí su calidez casi al instante.
  -Vale… sé feliz con él mientras puedas. -me susurró al oído- no dejes que la distancia acabe con toda tu felicidad... ¿esta bien?

Nos separamos y solo sonreí para luego hacerle un gesto de afirmación.
  -Bien… me voy.

Cuando Janet atravesó la puerta, Michael y yo quedamos callados, como si ella se hubiera llevado nuestras palabras consigo.

Después de un rato, Michael rompió silencio.

  -Es fantástica, ¿no? -acercándose hacia mi.
  -Si, lo es… me cayó muy bien.
Solté un profundo suspiro.

  -Michael… ¿por qué dijiste que ‘me seguirías a donde vaya’?
  -Porque… lo haré, no dejaré que te alejes de mí. -tomando mi mano- no sería capas de sobrevivir un segundo sin ti, simplemente… no podría.

Me estremecí de pies a cabeza, sabiendo que las palabras de Michael eran firmes y casi con un toque de rabia.
Mi regreso a Chicago era algo que tarde o temprano se iba a dar y que a veces no veía la magnitud de ello, me iba a alejar de Michael… de la persona más maravillosa que he podido conocer… y amar. Junto a él descubrí el don de querer a alguien con toda el alma, querer estar al lado de alguien sin cansarte de su mirar, de su sonrisa, de sus palabras, de sus susurros… de sus besos.

El poder de Michael sobre mí, se podía palpar cuando nos miramos o cuando nos dedicamos pequeñas sonrisas haciéndonos cómplices de nuestra historia.

Una historia que por más que sea todo un sueño, tendría un final rápido o inesperado para los dos…

jueves, 10 de febrero de 2011

Capítulo 16: "Inseguridad."


Tomé un taxi, le indiqué la dirección al chofer y en todo el camino, no hice nada más que pensar en Josh.
Inesperadamente me lo había vuelto a encontrar y aunque me mostré dura ante él, por dentro algo raro estaba pasando.
Empecé a recordar el pasado…

Ojos tan azules como el cielo, cabello lacio y largo color castaño, dándole ese aspecto “Glam” que en ese tiempo llamó tanto mi atención. Nariz perfilada, pómulos casi hundidos haciendo juego con su tersa barbilla.

Por momentos apasionado, otras veces soñador, muchas ocasiones encaprichado en sus pensamientos rebeldes. Sus ideales aún no tan claras, ganas de vivir en mala manera el Mundo… eran muchas las cosas que describían a Josh, aunque casi la mayoría de esas características eran erróneas.

La relación que tuve con él fue algo que jamás olvidaré. Fueron tantos momentos llenos de coraje, violencia, errores, discusiones, palabras hirientes, sonrisas falsas, caricias llenas de amargura y besos con sabor a odio y a una relación frustrada.
Tal vez en ese tiempo entendería el por qué de mi relación con Josh, pero ahora no. La idea me daba vueltas en la cabeza y no, no lo lograba entender.

La frenada brusca del taxi, aniquiló todos los recuerdos.
  -Llegamos señorita, que tenga buen día.
  -Gracias, que usted también lo tenga.
Le pagué y bajé a prisa el auto.

Cuando creí que el sol no iba a salir más para mí, apareció Michael en la entrada… iluminando mi mañana con su eterna sonrisa.
  -Valeria…
Se acercó rápidamente a mí para estrecharme dulcemente en sus brazos, yo no decía nada… no era necesario.
Michael posó un leve beso en mis labios e hizo que la sonrisa aparezca de una forma instantánea en mi rostro.
  -Ya me hacía falta tu sonrisa. -dijo mordiéndose levemente la parte superior de sus labios perfectamente gruesos.

Nos sonreímos una vez más para luego entrar tomados de la mano a la inmensa casa.
Una vez adentro, me senté en el sillón como ya se me había hecho costumbre, Michael hizo lo mismo.
 
  -¿No hay nadie? -curioseé.
  -No, todos han salido…
Lo miré y noté tristeza en sus ojos, me llené de angustia al verlo con esa expresión.
  -Michael, ¿pasa algo malo? -me acerqué lentamente.
  -¿Eh? No. Cuando estoy contigo… nada malo puede pasar.
  -¡Hey!, eso fue muy cursi.
Reímos.
  -La verdad… si pasa algo, pero no es malo. -mirándome fijamente-    Campanita… ¿tú crees que soy mal cantante?

Abrí mis ojos por la sorpresa que me había causado tal pregunta y las ganas de reír se apoderaron de mí, traté de reponerme… pero fue inútil.
  -Pero no te rías, es algo que me pone mal.
  -Lo siento mucho… pero no me río por burla.
  -¿Entonces?
  -No puedo creer que seas tan inseguro. Tienes a miles, ¡que digo miles!  MILLONES de personas siguiéndote, ¿y tú creyendo que eres mal cantante?
  -Pero…
  -Michael -lo interrumpí tomando sus dos manos- tu no eres mal cantante, eres uno de los mejores y no lo digo por ser “yo”, solo que… ¿te acuerdas el día que me hiciste escuchar esas dos canciones tuyas?
  -Si…
  -Desde ese día, no puedo dejar de escuchar ninguna de tus canciones, y si… me declaro una más de tus fans.

Michael se echó a reír.
  -Es en serio, jamás escuché a un artista expresar tantos sentimientos en una canción. Tu eres mucho más que un simple cantante de Pop, tu talento es algo especial… no dejes que la inseguridad lo opaque.
  -Gracias Valeria, gracias de verdad…
Se me acercó más para tomar de mi barbilla y alzarla levemente, acarició mis sonrojadas mejillas e hizo que otra vez nos perdiéramos en un tierno beso.
 
Cuando nos separamos lo miré directamente a los ojos.
  -No más inseguridades, ¿está bien?
  -Está bien. -afirmó con timidez.
Me paré y empecé a buscar las cosas necesarias para reiniciar la entrevista que tenía pendiente.
  -¿Seguirás con eso? -haciendo un hermoso puchero.
  -No olvides a lo que vine.
  -¿A enamorarme?

Lo fulminé con la mirada para luego voltearme, al instante sentí a Michael atrás mío agarrándome por la cintura y dándome pequeños besos en el cuello.
  -¿Sabes que te quiero, verdad?
Me encontré con su perfecto y levemente perfilado rostro.
  -Estas muy cariñoso Michael, ¿qué habrás hecho?
  -No hice nada más que enamorarme perdidamente de ti.
Sonreí y lo abracé del cuello tan fuerte que de seguro le estaba haciendo daño, pero al parecer a él no le importaba.
Le susurré al oído miles de veces que lo quería y a la vez le agradecía por todo el maravilloso tiempo que estaba pasando junto a él.
  -Valeria, no te vayas de aquí.
  -Michael yo…
Tapó mis labios con su delgado dedo para después acariciarme con él.

  -No quiero hablar de esto ahora… te dejaré seguir con tu trabajo.
Sin decir nada más, se separó de mí para sentarse en el sillón con pose de niño bueno.
Suspiré.

Me acerqué a él y me senté a su costado; empecé a recolectar información a través de las respuestas que daba a mis preguntas.

Así llevamos toda la mañana, hasta las primeras horas de la tarde… cuando sorpresivamente alguien entró.


martes, 1 de febrero de 2011

Capítulo 15: "Volviendo a la Realidad."


Abrí los ojos de golpe y al levantarme me dí cuenta de que me había quedado dormida con la ropa de ayer puesta.

Estaba a punto de salir de la cama cuando de pronto la imagen de Michael y yo envueltos en ese beso golpeó mis pensamientos. Miré al techo y sonreí. Capas si me veía al espejo echaría a reír por la cara de boba que me producía ese recuerdo, pero era inevitable…

No recordaba con exactitud la manera en que había llegado al hotel, solo recordaba a Michael junto a mí dándome un fugaz y suave beso en la mejilla finalizando ese hermoso ritual con un sincero “te quiero”.

De pronto, tocaron la puerta de la habitación haciendo que de un salto me levante de la cama.
Era Courtney.
  -Buenos días Vale. -asomando su rostro por la rendija de la puerta.
  -Court, pasa…
Se sentó a un filo de la cama.
  -Iré al grano, ¿cómo te fue ayer?
Reí al notar lo curiosa y ansiosa que estaba.
  -Eres una chismosa irremediable, eh. Pues… pasaron muchas cosas, no sé ni por donde comenzar.
  -Valeria, no es necesario que me lo digas, si vieras la cara de boba ilusionada que has puesto.

Puse cara de enojo para después inundar con risas la habitación junto a Courtney.
  -Bueno si lo sabes, ya para que dar detalles. Ahora sal un momento que tengo que alistarme. -acaricié sus rizos dorados.
Salió de la habitación y yo me dispuse a tomar una ducha.

Cambiada, salí hacia la pequeña sala donde Adela conversaba con Court.
  -¿Planean algo? -sentándome al frente de ellas.
  -No, solo tratábamos de adivinar qué es lo que ha causado que tengas esa expresión en tu rostro. -dijo Adela en son de broma.
  -Creo que sigo teniendo la expresión de siempre Adela, no exageres.
  -Pero si no exagero, hasta Courtney lo ha notado.
Miré a Court de forma amenazante.
  -Juro que no dije nada…
  -No mires así a Courtney que ella no me ha dicho nada, lo acabo de notar yo… ¿Qué no te has visto en un espejo?
  -No y tampoco quiero hacerlo… sé que estoy con cara de tonta. -suspiré- pero ayer fue… una noche increíble.

Las dos empezaron a hacer ruidos molestosos y se pararon para lanzarse encima de mí y comenzar una batalla de cosquillas, jaladas leves de cabello y un montón más de niñerías.
  -¡Si siguen así juro que no les contaré nada!
Y como si hubiese dicho las palabras mágicas, pararon y regresaron a la posición de antes.
Empecé a contarles de principio a fin y sin perderme cada detalle de aquella noche. Desde las conversaciones en el restaurante hasta el inesperado desenlace.
Justo cuando llegué a ese momento las expresiones de Adela y Courtney cambiaron.

  -No puedo creer lo que me estas diciendo.
  -Adela… créelo, porque en realidad… pasó. Y fue algo, inesperado… hermoso.
  -Si a ti te hace feliz, ya ni que decir. -bromeó.
  -Jamás me había sentido como lo estoy ahora. Es algo extraño, pero me gusta.
Y en realidad era así, lo que sentía era una especie de enamoramiento y miedo a la vez creando un ensimismado sentimiento que me hacía temblar de una rara emoción.
  -¿Valeria?
Courtney interrumpió mis pensamientos.
  -Lo siento…dime pequeña.
  -¿Serás capas de sobrevivir después de que regreses a Chicago?

Esa pregunta vino a mí como un baldazo de agua fría, como un aventón a la realidad. Pensé en aquello por un instante y el cuerpo se me estremeció causándome un dolor incesable en el corazón.
Sentí como de inmediato las lágrimas empezaron a desbordarse por mis ojos y con ellas sentí el abrazo inmediato de Courtney.
  -¿No habías pensando en eso, verdad? -añadió Adela.
Negué con la cabeza.
  -Hasta ahora… no.
  -Pero te lo debiste imaginar…
Adela se acercó para darme un fuerte abrazo como señal del apoyo, para después darme un beso en la cabeza.

Sabía que contaba con su ayuda y comprensión, sabía que ni ella ni Courtney me abandonarían, sabía que en cualquier momento llegaría ese momento, sabía que tarde o temprano me iba a separar de Michael.
Lo sabía… pero nada me importó en todo ese tiempo y al parecer no me importó hasta el día de hoy.

Al poco rato, cuando ya me había calmado y ya no habían más lágrimas queriendo salir, Adela me recordó que nada podía impedir con el trabajo encargado y que tenía que seguir yendo donde Michael para terminar la entrevista.
Ya nos quedaban menos de tres semanas…

  -Regreso temprano, necesito… descansar.
Dije eso y salí.
Caminé un rato antes de tomar un taxi y dirigirme donde Michael.

Comencé a pensar en todo, con las manos en los bolsillos en una pose poco femenina, traté de aclarar mis ideas para ver si lo conseguía.
Pero me fue imposible…
De repente, alguien chocó bruscamente conmigo haciendo que soltara un grito de susto.
  -Valeria, andas muy distraída…
Levanté la mirada rápidamente al darme con la sorpresa de que tal persona conocía mi nombre.
  -Josh…
  -Veo que el destino nos quiere juntar en toda ocasión. -echando para atrás su castaña cabellera.- ¿me tratarás igual que aquella vez?
  -No tengo tiempo para tus cosas.
Lo quité del camino de un empujón, pero él me sostuvo el brazo con rapidez e hizo que terminara mirándolo.
  -Valeria, no tienes por qué tratarme así… no quiero hacerte daño.
  -Entonces, ¿qué diablos quieres?
  -Empezar de nuevo…
 Reí irónicamente para luego zafarme de sus aguerridos brazos.
  -Ni lo sueñes Josh, ahora ando apurada… necesito trabajar, ¿sabes lo que significa esa palabra no?
  -Crees que todavía sigo siendo ese vago de antes, ¿verdad?
Asentí.
  -Pues te equivocas, ahora tengo metas… sueños y tú eres parte de uno.
Sorprendida, me acerqué lentamente hacia él tomándole una mano.
  -Me alegro por ti… pero, a mi déjame en paz.
Me dí media vuelta para continuar caminando pero, por segunda vez, Josh me detuvo.
  -Entiende que todavía te quiero y que si tú me aceptas ahora las cosas serán muy distintas al pasado. Te lo prometo.
  -¿Sabes que estoy harta de las promesas? Además, mi interés va hacia... -dudé un momento- …otra persona.
  -¿Quién? -preguntó directo.
  -Eso no es de tu interés, ahora que ya conoces mis razones… déjame.
  -Como sea sabré quién es esa “otra persona”, Valeria… no te dejaré ir.
Lo miré a los ojos y por primera vez en todo el tiempo que lo conocía, ví sinceridad en ellos.

Agaché la cabeza y terminé la conversación con un suave y tajante “adiós”. Caminé lentamente alejándome de él y ahora, la cabeza me daba vueltas.
Tomé un taxi y me dirigí a la casa de esa “otra persona”; como lo había tildado Josh.

Y… sólo esperaba ver la sonrisa de Michael, para que mis pensamientos e ideas tomen un color rosa y para que ilumine cada rincón de mis sentimientos hacia él.