- Pero… ¿cómo es posible? -susurré.
Courtney estaba siendo maltratada por un hombre de edad media. Alto, fornido y de tez morena… la jalaba del brazo con una gran brusquedad y a los pocos minutos la ví llorando tirada en el suelo y ví al hombre alejarse sin más.
No sabía si bajarme del taxi y socorrerla y es que ese tal hombre me daba terror, tenía miedo de que me hiciera algo a mí también y por eso… me sentí la persona más cobarde e inútil de este universo. Empecé a llorar.
- ¿Es alguna pariente de usted? - me preguntó el taxista.
- No, la acabo de conocer el día de ayer.
- Creo que deberíamos ayudarla…
Casi al instante, agarré valor, salí del taxi y fui corriendo hacia ella.
- Courtney, pero… ¿qué acaba de pasar?
- Ese hombre… es mi padrastro. -me respondió entre sollozos.
La ayudé a levantarse y al ver la marca de los golpes en su rostro, me llené de rabia.
- ¿Hace cuánto ese tipo te maltrata de esa forma?
- Hace casi 4 años…
- Court, no puedes seguir soportando esto…
- ¿Y qué quieres que haga? -me interrumpió- ¿acaso no ves que esta es la vida que me tocó aguantar?, ya no puedo hacer nada… y tú tampoco.
- ¡No me digas eso!, nadie tiene derecho a pegarte de esa forma, dime… ¿tu madre?, ¿no esta enferma, verdad? Me mentiste…
- Ella no hace nada, se deja manipular por él… y por él tengo que trabajar. Si te mentí fue porque no quise preocuparte. -agachó la cabeza- perdóname…
- No me pidas perdón…
La abracé tiernamente y ella empezó a llorar. Trataba de consolarla, hasta que después de un rato… se calmó.
- Tu no vuelves a esa casa Courtney, no me importa si tu madre y tu padrastro me denuncian… pero tu no vuelves.
- Entonces, ¿a dónde iré? No tengo a nadie más en esta ciudad.
- Mira, ya veremos que hacemos… pero por mientras, te quedarás conmigo… ¿está bien?
- No, en serio… no quiero causarte tantas incomodidades, yo ya veré que hago con mi vida.
- Court, ya está dicho… te vienes conmigo, ven.
Casi a la fuerza, hice que entre en el taxi. Le indiqué al chofer la dirección del hotel y nos fuimos de ese turbulento lugar. Ella no dijo nada durante el viaje, sólo fijó su mirada a la ventana del vehículo y por momentos noté como rodaban lágrimas por sus mejillas.
Le apreté la mano con fuerza para hacerle saber que yo estaba ahí para protegerla y ella me miró para después sonreírme con tristeza.
Llegamos al hotel y con una pesadez única, Courtney bajó del taxi. Le indiqué el lugar hasta que llegamos a la habitación y como era de esperarse… a Adela no le agradó mucho la idea de que trajera a una “desconocida” al hotel.
- Pe… pero Valeria, no tenemos espacio.
Me crucé de brazos para luego sulfurarla con la mirada. La llamé a un costado mientras le decía a Courtney que se sentara en una de las camas.
- Siéntate. -le indiqué a Adela.
- No quiero sonar como la mala del cuento, pero hay que ser realistas… ¿qué haces con esta niña?, ¿qué no tiene familia?
- Tiene una, pero no se le puede llamar familia. Adela, el padrastro la maltrata y su madre no hace nada para ayudarla… todavía tiene que trabajar hasta altas horas de la noche en una tienda de discos para que pueda mantener al idiota que cada noche le pone las manos encima, por favor, deja que se quede… será mi responsabilidad.
Adela se sorprendió con todo lo que le acababa de contar, pero insistió con sus dudas.
- Valeria, sé que la niña sufre… pero te estas desviando de todo el tema. Tú tienes que terminar con la información sobre Michael antes de que termine el mes, Courtney solo sería una distracción. Por favor, quiero que seas conciente de eso… esto no es un juego y mucho menos una broma.
- ¿Y crees que no lo sé?, pero… entiéndeme. Si dejo a esta niña sola, no me lo perdonaré jamás, ella al parecer solo me tiene a mí. Desde ahora tú y yo somos su única familia, no le querrás quitar eso ¿no?
Suspiró.
- Escúchame, dejaré que se quede… pero si veo que tu no estas cumpliendo con tu trabajo, discúlpame pero tendré que echarla.
- ¿Serías capas de eso? -me sorprendí.
- Sabes que no, pero quiero que no dejes tus deberes de lado.
- No los dejaré.
Sabía que Adela aceptaría, ella a veces puede ser seca y ruda, pero nunca llegaría al extremo de dejar sola y abandonada a una jovencita como Courtney.
Esa noche, tuve que dormir con Adela para que Court duerma en mi cama.
Como si hubiesen pasado dos horas, amaneció.
- ¿Dormiste bien? -le dije a Courtney para levantarla.
- Eh, sí… gracias. -bostezó.
- Bien, ahora alístate… porque hoy día conocerás a alguien.
- ¡MICHAEL! -de un salto se levantó y comenzó a saltar de alegría.
Al ver la gran sonrisa en el rostro de Court, solté un suspiro de tranquilidad.
- Chicas, si no hicieran tanto ruido… les agradecería muchísimo. -dijo Adela con una voz poco entendible.
Courtney y yo empezamos a reír.
Después de un rato, las dos estábamos listas y a punto de ir hacia donde Michael. Tomamos el carro y en el camino Courtney estaba con los nervios reflejados en los ojos.
- ¡Hey!, tranquila… recuerda que él es una persona como todas, con dos ojos, una nariz, dos orejas y una gran sonrisa.
- Está bien, está bien… me tranquilizaré.
Llegamos. Y para mi sorpresa, nos recibió su madre.
- Buenos días Señora Katherine, ella es mi… -pensé en algo rápido- prima y pues no tenía con quien dejarla, espero que no le moleste que la traiga conmigo.
- ¡Para nada! -nos dio un beso a cada una- ¡qué linda es!, ¿cuál es tu nombre pequeña?
- Courtney… -respondió tímidamente.
No sé que es lo que más me sorprendía, o lo tímida que puede llegar a ser Courtney o la amabilidad de la madre de Michael, ella era una mujer que irradiaba gentileza y dulzura.
- Qué curioso nombre. -me miró- pero no tan curioso como el tuyo… Valeria.
Sonreí al notar la dificultad de pronunciación y le agradecí el cumplido.
- Gracias Señora Katherine.
- ¿Pero qué son esas formalidades niña? ¡Vamos!, llámame sólo Katherine y tú también Courtney. Pero bueno, no las interrumpo más… pasen, mandaré llamar a Michael.
- Muchas gracias.
Entramos y Courtney se maravilló por todo el lujo de esa mansión, reí al recordar en ello la primera vez que fuimos al hotel en donde conocí a Michael.
En ese instante alguien tocó mi hombro de sorpresa y pude saber de quien se trataba al ver la cara de sorpresa de Court.
Volteé.
- ¡Mi campanilla! -me abrazó tan fuerte que creí que me dejaba sin respiración.
- ¡Hey Peter!, matarás a tu Campanita si no dejas de abrazarme tan fuerte.
Le dí un beso en la mejilla. Al separarnos, jalé a Court con fuerza para hacerla reaccionar.
- Michael, ella es Courtney… tu fan # 1 aquí en Los Ángeles.
- Ho… hola, u… un gusto co… conocerte.
Michael al notar su nerviosismo se acercó a ella y le dio un caluroso abrazo.
- Hola pequeña, el gusto es todo mío.
Se separaron, Michael y yo reímos al notar que Courtney estaba tan roja como una manzana.
- Court, no te avergüences… estamos en confianza, ¿si o no Michael?
- ¡Claro que sí!, me dice Vale que eres mi fan # 1… compruébalo.
- Pero, ¿cómo?
Michael comenzó a hacerles preguntas instantáneas y ella llena de timidez contestaba sin trastabillar. Yo, me sorprendía más y más al ver cuán fanática era Courtney.
Después de un rato, pararon y yo no hice más que estallar en risa.
- Qué agotador es ver esta clase de competencias. -reí.
- Courtney es una verdadera fan. -mirándola- eres muy dulce pequeña.
- Michael, harás que se ponga más colorada. Para…
El me miró extrañado.
- ¿Celos Campanilla? -se me acercó.
Estallé en una especia de risa burlona.
- ¡Qué dices!, eres un bobo Mike… ahora, quiero comenzar con el trabajo por favor. -lo empujé suavemente a un costado.
- Campanilla está celosa, está celosa… -empezó a saltar y a entonar esas palabras por toda la mansión.- Campanilla está celosa, está celosa y no lo puede evitar…
Courtney empezó a reírse y seguirle la cuerda, tenía a dos niños cantando esas palabras y no los podía controlar.
- ¡Hey ya, paren! Michael me molestaré contigo si no paras y tú Courtney, no sabes lo que te espera en el hotel.
- Está bien Vale, no te enojes… -dijo Courtney.
- No Court, no le hagas caso… ella nunca se enoja y si lo hace déjala, porque no sabes lo linda que se ve.
Me quedé mirándolo sorprendida y ahora era yo la que estaba sonrojada por las palabras de Michael.
- No estoy para tus bromas Michael, ahora sí por favor… empecemos.
- ¿Ya viste Courtney?
- Sí, lo veo… -empezó a reírse.
- Pero qué rápido se hicieron cómplices ustedes dos, eh. Ahora sí Michael, ya lo digo en serio.
- Está bien, está bien.
Se sentó a mi costado y Courtney en el sillón del frente. Comencé a hacerle preguntas y el a responderme, algunas animado, algunas sin interés alguno.
Después de unas largas horas, noté que Courtney se estaba muriendo del aburrimiento y miré a Michael para percatarme si él se había dado cuenta.
Obviamente, si lo hizo.
- Eh, bueno… creo que ya te pregunté lo suficiente… -cerré mi libreta y guardé lo demás.
- ¿Lo dices en serio?
- Sí.
- Bien, entonces haremos lo que estuve planeando desde ayer.
- Ah, cierto… ¿qué es lo que tienes planeado?
- No te lo diré ahora… -se paró y se dirigió hacia Courtney para después susurrarle al oído algo que despertó mi curiosidad.
- Secretos en reunión, es de mala educación. -los miré con una ceja arqueada.
Los dos empezaron a reírse, pero yo no. Michael se acercó a mí y me ofreció su mano para poder levantarme, yo se la otorgué de mala gana.
- ¿Qué tanto misterio eh?
- No seas curiosa, ya lo verás…
Miré a Courtney y ella me regaló una sonrisa radiante.
- Courtney, no te prestes para los juegos de este tipo ¿sí?
- ¡Hey!, ni que fuera un monstruo.
- Ya, paren los dos… -gritó Court.
Michael me llevó hacia la puerta y le hizo un signo a Courtney para que nos siguiera. Había un vehículo de color blanco, era pequeño pero con un toque lujoso, al instante noté que Michael estaba entrando al asiento del copiloto… me sorprendí.
- ¿Tú conducirás?
- Claro, ¿por qué no?
- No sabía que podías.
- Ahora lo sabes… -me sonrió.
Me senté al costado de él y Courtney atrás de nosotros.
El camino no fue muy agradable, ya que Michael era el peor conductor que había conocido en mi vida y después de pasar varios semáforos en rojo, frenadas bruscas y varias disculpas de parte de él, llegamos.
Era un lugar oscuro, al instante noté que era una especie de playa de estacionamiento. Mi expresión de horror no se me quitaba del rostro.
- ¿Qué pasa Valeria? -preguntó Michael preocupado.
- No sé si estoy así por lo feo que conduces o porque aún no puedo creer que estoy viva.
- Qué graciosa Campanita.
- No soy la única, sino mira la cara de horror de Courtney.
Al voltear nos percatamos de que ella ya había bajado del vehículo. Me asusté y bajé de inmediato.
- ¿Courtney?
- Aquí estoy, solo que… me dio curiosidad este lugar.
- No te alejes de nosotros por favor.
- Claro…
- Bueno chicas. -nos interrumpió Michael- llegamos.
- Osea, ¿este es el “misterio”?
- No boba, tienes que cerrar los ojos.
- ¿Qué?
- Ciérralos, ¿o sabes qué?… lo haré yo.
Se colocó detrás de mí y me tapó los ojos con sus dos manos.
- Michael me caeré y ahí si nadie te salva de mis golpes.
Se echó a reí.
- Confía en mí. Además Courtney también está aquí.
- No te preocupes Vale, tu solo camina. -me afirmó con su dulce voz.
- Ok, ok…
Después de estar a punto de caer al suelo unas incontables veces, Michael hizo que suba unas escaleras. Escuchaba las risitas de Courtney atrás de nosotros, hasta que sentí una agradable brisa en mi rostro.
- Ahora sí, abre los ojos.
Sonreí alegremente al notar que Michael me había traído a uno de los lugares que más amaba en esta tierra, la playa.