viernes, 10 de diciembre de 2010

Capítulo 7: "Hablando de amor."


-         No madre, ¿deseas algo? -Michael le respondió amablemente.
-         No Michael -mirándome- Tú eres…
-         Buenos días, yo vengo a hacerle la entrevista a Michael.
-         Se llama Valeria, le estaba enseñando mi nueva producción.
Y como por arte de magia, la voz autoritaria se volvió en una voz de cariño.
-         Oh, un gusto conocerte linda… creo que te veré seguido por aquí. Bueno, no los interrumpo más.
Dicho eso, salió cerrando la puerta. Yo estaba más que avergonzada, la madre de Michael debe estar pensando cosas erróneas y el también.
-         Bu… bueno, creo que deberíamos seguir con la entrevista. -le sonreí nerviosamente.
-         Si, ah… ¿qué te parecieron las dos canciones que acabas de escuchar?
-         Me encantaron, son muy buenas Michael.
-         Mike…
-         Si, Mike… disculpa, deja que me acostumbre.
Entre risas, dejamos la habitación. No podía creer lo cómoda que me sentía con una persona tan famosa como él, pensé que iba a tener que aguantar caprichos de “estrella” o alguna cosa parecida, pero no, Michael era tan humilde que encantaba y su sencillez era única. La bondad pura reflejada en esos grandes ojos marrones; cada palabra que decía mostraba sinceridad y su mirada desbordaba cantidades de ternura.
Era increíble que a tan solo pocas horas de conocernos, ya nos hablábamos como compañeros de años. Miento si digo que no me ponía nerviosa a su lado, cada vez que se aproximaba a mí más de lo debido, las piernas me flaqueaban como dos plumas y me daba cuenta por la quemadura de mis mejillas, que me ponía más colorada de lo acostumbrado.
-         Eres muy agradable. -dijo Michael mientras miraba al cielo.
Nos encontrábamos debajo de un inmenso árbol que estaba en el jardín de la parte de atrás de la mansión, después de varias horas de petición y un segundo de aceptación. Yo estaba sentada, pero Michael prefirió echarse.
-         ¿Agradable? Primero era una gruñona.
-         Lo de gruñona no lo dije por ti. Además, fuiste tú la que se tildó como tal.
Empecé a reírme sin darme la más mínima cuenta.
-         Tienes razón, lo siento.
-         No tienes por qué disculparte. -sonrió.- Veo que no sueles ser muy sociable.
-         ¿A qué te refieres?
-         Que tú antes de ser como realmente eres, primero tienes como una especie de coraza y te cierras casi como una ostra.
-         No es nada de eso, solo que… -me quedé callada un rato y proseguí.- ya no confío mucho en la gente.
-         ¿Ya no confías?, eso quiere decir que… antes lo hacías
-         Bueno, sí confío en la gente. Pero después de “estudiarlas” y conocerlas bien. La única diferencia entre antes y ahora, es que antes confiaba en todos y por eso me hicieron mucho daño, es más… permití que me hicieran daño.
-         Me haces acordar a mí. Antes, confiaba mucho en la gente y bueno… te mentiría si te digo que ya no lo hago. Por eso… la gente suele aprovecharse de mí, tratan de colgarse de mi fama y eso me duele, hasta ahora no he conocido a una sola persona la cual no quiera estar a mi lado solo por mí y no por mi dinero, no creas que por ser cantante uno vive feliz. Hasta me atrevo a decir que estoy en busca del amor.
Me estremecí.
-         ¿Del amor? Esa palabra para mí no existe… sólo son, patrañas.
Se levantó de un salto y me miró fijamente, serio.
-         ¿Patrañas? ¡Eso es una tontería! El amor es algo hermoso, solo debes tratar de no equivocarte y…
-         ¡ESE ES EL PROBLEMA! -lo interrumpí.- Yo no dejo de equivocarme, creo que hasta te podría decir que nacer fue una equivocación. Michael, mi vida se basa en el error.
-         ¿Fue mucho el daño que te hicieron, verdad? Por eso hablas de esa forma.
-         Sí, por eso te repito… para mí el amor son solo patrañas y hasta que no pase lo contrario, no cambiaré de opinión.
-         ¿Hasta que pase lo contrario? Te refieres a que hasta que no sientas el amor de verdad, ¿no cambiarás de opinión?
-         Exacto.
-         Bueno, entonces… espero que lo encuentres pronto.
Michael volvió a la posición de antes, yo… ni me moví. Y ahora era yo la que miraba el cielo. Pensaba en todo, desde mi infancia hasta lo que estaba pasando en ese instante… una tarde extrañamente linda con él. De una simple entrevista, de un simple proyecto, pasó a ser una tarde de confidencias. En unas horas Michael sabía casi todo sobre mí y mi aturdida vida, no me sentía incómoda con eso siempre he querido un confidente, Adela lo era… pero no en ese modo. Siempre el punto de vista de un hombre es necesario para una mujer eso nadie me lo puede negar.
Llegó la noche y ya tenía que irme, entramos a la mansión para que yo recogiera mis cosas e irme. Cuando ya me estaba dirigiendo hacia la puerta, Michael me detuvo.
-         Te olvidas de algo.
Extendió sus brazos y era el disco. Al instante lo metí al pequeño bolso que traía.
-         Otra vez más, gracias Mike.
-         No tienes por qué agradecerme. -me dedicó una hermosa sonrisa.
-         Bueno, me voy. Adiós.
Me despedí con un beso en la mejilla y me salí casi corriendo, no quería que Michael vea lo roja que estaba producto de esa sonrisa que me dedicó. Tomé un taxi y después de un silencioso camino, llegué al hotel.
Adela me recibió con una cena que lucía bien.
-         ¿Quién viene a cenar, el presidente? -me acerqué y la saludé con un cálido beso en la mejilla.
-         No, mucho mejor que eso… tú.
Empezó a reírse y al instante me comenzó a interrogar durante la cena.
-         Y, ¿cómo te fue?
-         Bien, ¿por qué me ha debido ir mal?
-         Pues te debe de haber ido muy, pero muy bien. Para que vengas a estas horas.
-         ¡Hey! Cuidado con lo que piensas, solo he tenido mucho que conversar y me entretuve, nada más.
-         Pero si yo no estoy pensando nada malo. -me miró seria.- tu eres la que alucina cosas que no son. En fin, ¿alguna novedad?, ¿algo interesante que contar?
-         Bueno, la vida de Michael es súper normal… cuando no tiene que grabar algún disco, claro está. Y pues, me hizo un regalo en mi primer día de trabajo… -sonreí.- ¿quieres verlo?
-         Claro…
Me paré y saqué el disco de Thriller. Adela estaba más que sorprendida.
-         Me regaló este disco para que escuchara y analizara la música que contiene.
-         Si, lindo de su parte pero… tú no eres experta y mucho menos especialista en música. ¿Segura que lo hizo por eso?
-         Obviamente… ¿por qué más va a querer regalarme un disco suyo?
-         No sé, ¿tal vez para impresionarte?
Se empezó a reír.
-         No me causa gracia Adela, sabes muy bien mi objetivo y a lo que voy.
-         Espero que no te desvíes…
-         No lo haré. -le contesté cortante.
Las ganas de comer se me quitaron, me levanté, le agradecí a Adela por la cena y me fui del hotel, quería ir a caminar… a despejar todo de mi mente.
Las calles de los Ángeles eran más hermosas de noche, las luces, la gente y hasta el bullicio enamoraba a cualquiera. Corría mucho viento, pero para mi suerte pude sacar un suéter antes de salir, me puse la capucha y con las manos en los bolsillos comencé a caminar sin rumbo alguno. No me importaba si me perdía, creo que eso para mí sería lo mejor.
Caminé y caminé, hasta que me topé con una tienda el cual el nombre me llamó la atención.
“Sounds of Heaven”
El nombre estaba en un letrero con poca iluminación, por eso mismo me había llamado la atención. En medio de tantas luces el pequeño local brillaba por su sencillez. (Esa descripción me hacía acordar a alguien).
Entré y vi que estaba casi vacío. Perfecto. -pensé. Me acerqué hacia la chica que atendía, en seguida ella me saludó con una agradable sonrisa.
-         Buenas noches, ¿busca algún disco en especial?
Noté por el timbre de voz que era muy joven, 16 años si no me equivoco. Tenía el cabello rubio, lacio y sus ojos eran tan azules como el cielo. Un pequeño cerquillo caía sobre su frente, tenía las mejillas rosadas y los labios tan rojos como la sangre, la niña parecía toda una muñeca de porcelana.
Su voz interrumpió mis pensamientos.
-         ¿Hola?, ¿te encuentras bien? -me dijo mientras hacía movimientos con su mano al frente de mi rostro.
-         ¿Eh?, sí… sí. Discúlpame… bueno, ¿dónde encuentro discos de Michael?
-         ¿Jackson?
-         Sí, de él.
-         Pues, si no lo haz notado… hay todo un estante atrás tuyo.
Volteé y me dí cuenta de que estaba en lo cierto.
-         Pero, ¡qué despistada soy! Lo siento.
Soltó una dulce carcajada.
-         Parece que no ha sido un buen día para ti.
-         ¿Tanto se nota?
-         Mmm, no… pero cuando la gente anda despistada, es porque le ha pasado algo malo o porque simplemente, son estúpidas.
Empecé a reír tan fuerte que hasta Adela me hubiera escuchado. La niña se sonrojó.
-         Es muy gracioso lo que dices, en serio… ¿cuántos años tienes?
-         Dieciséis, pero el próximo mes cumplo un año más. -me dijo entusiasmada.
No me equivocaba.
-         Pues, ojala y te la pases bien. Mira que cuando pasas esa linda edad, tiendes a deprimirte.
-         No creo que sea tan malo cumplir más edad, ¿cuántos años tienes tú?
-         Veinte.
Se sorprendió y disimuladamente (aunque yo me dí cuenta) empezó a examinarme lentamente.
-         No los aparentas, eres tan diminuta.
-         Oh, gracias. -le sonreí.- Si no es inoportuno preguntar, ¿cuál es tu nombre?
-         Bueno me llamo Courtney y por si quieres saber, soy de aquí, de Los Ángeles. ¿Y, tú? -preguntó tímidamente.
-         Pues yo… me llamo Valeria y no soy de acá.
-         Lo sabía.
-         ¿Qué cosa?
-         Que no eras de acá, ese acento latino me lo decía. -me sonrió.- Pero déjame decirte que lo haces muy bien, hablas lindo el inglés… al principio pensé que eras de aquí, de Los Ángeles. Pero dime, ¿cuánto tiempo llevas acá?
-         Casi tres días, yo vengo de Chicago… sólo estoy aquí por un trabajo.
-         ¿Eres, periodista?
-         ¿Cómo lo supiste? -me sorprendí.
-         Porque casi todos vienen aquí por ese tipo de trabajos. Y… ¿a quién tienes que entrevistar?
Su asertividad e inteligencia me dejaba sin habla, sólo solté una risita y contesté todas sus dudas.
-         Así que vienes a entrevistar al GRAN Michael Jackson. Interesante eh.
-         Aaah, sí… interesante.
-         No te veo muy entusiasmada. ¿Pasa algo?
-         No para nada, pero bueno… iré a buscar el disco.
-         Claro, disculpa que te haya entretenido.
-         No hay problema, necesitaba esa clase de entusiasmo.
Fui hacia el estante, no tardé mucho en encontrar lo que buscaba. El disco Off the Wall, ese que me recomendó Michael cuando estaba recostado en el árbol y yo sumergida en mis pensamientos, a penas pude oír lo que me dijo.
“Deberías escuchar ese disco, es uno de mis proyectos favoritos… además tuvo muchísimo éxito y gracias a el, gané mi primer Grammy...”
Y bla, bla, bla…
Compré el disco y le prometí a Courtney volver mañana casi a esa misma hora, esa niña me había caído muy bien, a pesar de su corta edad su forma de expresar era inauditamente divertida.
Me alegraba saber que tenía otro objetivo en esa ciudad.

2 comentarios:

  1. chica que si me gusto? pero claro que si como siempre tienes un toque super, sabes como acer que uno se meta en la tematica, y la forma en describir las escenas a los personajes, todo super, es fenomenal TODA TU Y TU NOVE SON FENOMENALES sigue asi, y espero el siguiente cap con ansias
    besitos y abrazos
    BIE LIAO

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  2. una palabra: GENIAL.
    Por favoor, sigue prontito! :(
    Un beso! :)

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